El Convenio 566 de 2017 suscrito entre la UAESP y Corpovisionarios, partió del supuesto de que los comportamientos relacionados con la separación en la fuente, la disposición de los materiales, la relación entre los actores del sistema de recolección de residuos, y en general, la manera en la que los ciudadanos generan y se deshacen de sus residuos, son susceptibles de intervenciones desde una mirada cultural. Esto, por supuesto, implica un análisis desde las creencias, las actitudes y las representaciones que tienen los individuos de sí mismos, de los actores del sistema de basuras, de sus conciudadanos, e incluso, de los mismos materiales que desechan en su cotidianidad.
Para ello, se identificaron cuatro poblaciones distintas que se encuentran estrechamente relacionadas con la generación de residuos, y su potencial aprovechamiento: ciudadanos residentes en Bogotá, personas recicladoras de oficio, servidores públicos de algunas entidades de la ciudad y visitantes a algunos centros comerciales y almacenes de grandes superficies.